Tengo Fé en el Odinismo

Hails jah Haila.

ᚺᚨᛁᛚᛊ ᛃᚨᚺ ᚺᚨᛁᛚᚨ.

Haila Frijonds jah Frijonjos Meina!

ᚺᚨᛁᛚᚨ ᚠᚱᛁᛃᛟᚾᛞᛊ ᛃᚨᚺ ᚠᚱᛁᛃᛟᚾᛃᛟᛊ ᛗᛖᛁᚾᚨ!.

En varias ocasiones nos sentimos frustrados y desesperados de que las cosas puedan mejorar en nuestras vidas y, eventualmente, tendemos a culpar a las normas, a los dioses y a las diosas por lo que no nos favorece.

 

Nos despojamos de nuestros ornamentos Heathen, desmontamos los altares y levantamos nuestras manos al cielo asumiendo que la causa de nuestros problemas es obra de dioses y diosas; un desafío en nuestro camino y ya estamos haciendo una rabieta.

 

Ese sentimiento de desesperación por las situaciones adversas que enfrentamos en el exterior y las dudas personales en el interior sobre “qué debo hacer”, nos llevan a cometer este tipo de inmadureses, haciéndonos dudar de la existencia de dioses y diosas, con la excusa de estar perdidos y desesperados.

 

Este “qué debo hacer” suele venir a nuestra mente cuando nos encontramos atrapados ante un problema, una desilusión amorosa, un desafío, una enfermedad, entre otras cosas que nos impiden seguir adelante.

 

Inevitablemente, una mente cuerda se haría esa pregunta cuando se enfrentara a un problema, si espera resolver la situación en cuestión.

 

Pero ¿cómo vemos y asumimos estos desafíos?

 

Pasa que los problemas que vivimos en la vida cotidiana se asumen erróneamente como desafíos macabros planteados por los mismos dioses y diosas, porque en el momento difícil no se considera que los problemas puedan haber venido como consecuencia natural.  Entonces no falta quien juzga a las deidades mayores casi como entes egoístas que juegan con nuestras vidas como si fueramos peones en un juego de “Tablut”; un juego donde solo una persona, el rey, tiene valor y todos los demás son meros peones que sirven a la causa para que los líderes de guerra ganen la batalla, sin importar las bajas, siempre y cuando alcancen sus objetivos.

 

Este parece ser un ejemplo bastante racional de cómo tendemos a ver a los dioses jugar con nuestras vidas para cumplir tales caprichos. Nos han enseñado a pensar que somos nada ante ellos, solo simples peones con los que juegan para derrocar a una persona importante, el rey en este caso ganará el juego. Sin embargo, NO ES ASÍ.

 

En mi viaje por este camino espiritual, como Heathen, he llegado a comprender la naturaleza y el papel que juegan los dioses y diosas en nuestras vidas.

Hay que pensar, dada la gran influencia cristiana que tenemos desde pequeños, en la forma en que los percibimos:

 

* Los dioses y diosas están presentes en nuestras vidas todo el tiempo.

* Nuestras vidas están en sus manos.

* Siempre están cerca.

* Nuestras oraciones parecen llegarles las 24 horas del día.

* Los dioses y diosas nos aman incondicionalmente y siempre están ahí para nosotros.

 

Pero esto no parece cobrar relevancia en nuestra tradición.

 

Los dioses y diosas, más que deidades supremas, son nuestros antepasados, parientes cercanos que nos han acompañado a lo largo de nuestra vida, son lo que nos llevó a encontrar este camino espiritual.

 

No son los dueños de nuestras vidas, sino nuestros amigos, hermanos y maestros.

Y como un amigo, el familiar tiene sus vidas y cosas que hacer, como su deber de proteger a Midgard.  Es egoísta y tonto pensar que estarán allí cuando se nos ocurra llamarlos porque estamos en problemas.

 

Llamarlos solo cuando estamos en problemas, pero nunca cuando estamos en prosperidad y felicidad, es un error que cometemos a menudo y por lo tanto acabamos decepcionados y dudando de su existencia solo por no haber respondido a nuestras oraciones.

 

Nunca hacemos Sumbels ni dejamos obsequios en los altares de nuestros hogares cuando estamos en prosperidad o felicidad, solo porque queremos compartir nuestra satisfacción con ellos, pero queremos que estén allí cuando estamos en tiempos difíciles.

 

Hay un dicho sabio de Havamal que dice: “los regalos con regalos se pagarán”.

Demos lo que queremos recibir, de lo contrario, no esperemos que estén ahí cuando los necesitemos.

 

Pero ¿no es el deber de los dioses y diosas asegurarse de que nosotros, como sus familias y seguidores de esta tradición, estemos siempre en paz, prosperidad y felicidad?

 

Somos libres, y ellos nos han dado libertad desde nuestra creación.

Es cierto que estamos sujetos al Wyrd, que influye en el fluir de nuestras vidas, lo que nos hace pensar que nuestras vidas están sujetas a las manos de las Nornas, los dioses y diosas.

 

En comparación con la creencia cristiana de que sus vidas están predestinadas bajo las manos de un Dios, nosotros tenemos la voluntad de hacer, don lo que nos dio Loki (Lodur), los cinco sentidos y la capacidad de movimiento que nos dio Hoenir, y nuestro espíritu y habla, que fueron regalos de Odín.

 

Es una tontería pensar que los dioses y diosas han alterado el equilibrio cósmico y natural para satisfacer nuestros caprichos, no les es posible cumplir nuestras oraciones sin afectar todo lo demás.

 

¿Qué nos detiene?  ¿No somos lo suficientemente capaces nosotros mismos de usar los dones que nos otorgaron los dioses creadores?

 

En nuestra vida siempre habrá problemas y desafíos que se nos impondrán para fortalecernos y adquirir conocimientos. Frente al pensamiento de paz cristiano, que me parece más un estado de letargo que de verdadera felicidad, nuestra vía es diferente, más independiente.

 

En nuestra tradición, lo más parecido a la paz es FRITH.

 

Frith puede existir dentro de una comunidad en tiempos de guerra, o puede ni existir en una comunidad sin estar en guerra; Es decir, independientemente de los problemas que nos rodean, dependemos de nuestras relaciones y vínculos con nuestros seres queridos, en los que estamos en Frith, con nosotros mismos y con los que nos rodean.

 

Los problemas siempre existirán, esto es inevitable y sabemos que cada acción trae consecuencias funestas o gloria, pero siempre debemos tener en cuenta el conocimiento de esto, por muy mala que sea la situación.

 

Sin embargo, aquí viene una pregunta interesante para discutir.

 

Si un heathen quiere pedirle consejo a un hermano o hermana, lo más probable es que escuche “debes ser fuerte”, “lo superarás”, “debes tener fe “.  Todos estos consejos parecen no guiarnos a nada y solo tenemos que afrontar y aprender de nuestros errores.

 

En realidad, no del todo, algo en lo que nuestros hermanos y hermanas tienen razón, es que depende de nosotros superar y enfrentar tales problemas, ya que nadie, ni los dioses y diosas u otros, lo resolverán por nosotros.

 

No deberíamos decepcionarnos si de repente nos encontramos solos ante nuestros problemas, los dioses parecen habernos abandonado a nuestro propio destino, y nadie parece estar cerca de sacarnos del abismo; tenemos que avanzar por nuestra cuenta, ya que no siempre podemos depender de los demás y tenemos que aprender a volar fuera del nido.

Siempre podemos aprender algo de nuestros errores, por muy graves que sean.

 

De lo contrario, si no puede identificar el error y encontrar la sabiduría en este, se puede estar seguro de que esto continuará hasta que la lección se aprenda.

Se podría decir la famosa frase: “Lo que no me mata, me hace más fuerte”.  Así es, pero porque el costo psicológico y emocional tiene que pagarse mientras se rompe el espíritu con tantos problemas.

 

Los problemas siempre existirán, y a veces es desilusionante saber que algunas cosas son demasiado buenas para ser verdad, lo que nos hace perder la esperanza.

 

A veces, parece haber ocasiones en las que nuestros problemas persisten durante largos períodos de tiempo y todavía no encontramos ninguna solución; nos encontramos perdidos y desorientados.

 

Aquí es cuando puede ser el momento de pedir ayuda a los dioses o diosas sin esperar nada a cambio, sino como una demostración de su preocupación y descontento con el problema, buscando consejo o fuerza, no una resolución del mismo.

Tales momentos de gran necesidad son cuando podemos llevar a cabo una conversación con los dioses y diosas como amigos y familiares, sin esperar una solución divina.

 

He llegado a pensar en ocasiones en las que acudimos a los dioses y diosas en busca de ayuda, pero no parecen responder a nuestras frustrantes llamadas; Lo hice y lo viví.

Pero si recuerdo correctamente aquellos problemas por los que les pedí consejo, y estos resultaron ser más fugaces de lo que pensaba; lo que me lleva a reflexionar que los dioses y diosas a veces no responden a nuestra llamada porque que se nos ha dado el regalo de Odín, Hoenir y Loki (Lodur) para poder solucionar nuestros problemas por nosotros mismos.

 

Aún queda mucho por explorar y aprender en esta tradición, como conocer a nuestros dioses y diosas como cualquier amigo, hermano o familiar.

Siempre dependerá de nosotros resolver nuestros problemas, y no podemos depender de nuestras deidades o hermanos para ello.

 

Sin embargo, sabemos que estarán ahí cuando los necesitemos, siempre que nos acerquemos a ellos como un amigo o hermano, y no como un mendigo pidiendo una solución divina.

 

Debemos honrarlos en nuestra vida diaria, a nuestros antepasados y deidades, y darles nuestras ofrendas y obsequios de gratitud por nuestra prosperidad, y como dice el dicho “obsequios con obsequios se pagarán”.  Pero nunca queriendo cobrar un regalo, “te di esto, así que quiero esto” porque eso no es honorable.

 

Un acto de generosidad se reconoce porque no requiere nada a cambio, y los dioses lo reconocerán. Al humilde y sabio hermano y hermana se le busca por su consejo como pariente y no como cobrador.

 

 

 

Galaubeins, Fradrein jah Thiuda.

(Fe, Familia Y Tribu)

 

Gutané Jér Weiháilag.

ᚷᚢᛏᚨᚾᛖ ᛃᛖᚱ ᚹᛖᛁᚺᚨᛁᛚᚨᚷ.

𐌲𐌿𐍄𐌰𐌽𐌴 𐌾𐌴𐌷 𐍅𐌴𐌹𐌷𐌰𐌹𐌻𐌰𐌲.

 

Alan Sepúlveda.

Hermandad Odinista del Fuego Sagrado.